lunes, 17 de noviembre de 2008

Cómo dejar de ser obesa y no morir en el intento

Mi nombre es Claudia Rebeca y soy una obesa en rehabilitación, entre otros vicios de carácter que acompañan a esta condición física y emocional en la que el cuerpo y la mente pierde toda proporción saludable a razón de muchos factores internos y externos que la detonan.
Este es un intento modesto, pero sobre todo honesto, de compartir mi experiencia personal como una obesa "rehabilitada" que como cualquiera que lidie con otras adicciones como al sufrimiento, al alcohol, a las drogas, la neurosis, la co dependencia, una vez aceptado el problema, se ve en la necesidad de trabajar sus 24 horas para no incurrir de nuevo en esa conducta dañina que nos ha convertido prácticamente en un guiñapo, carentes de toda voluntad.
Admito que el titulo de esta primera entrada resulta provocador, esa es la intención, pero aclaro que con esto no pretendo dar una receta que le solucione la existencia a much@s obes@s que como en mi caso, luchan todos los días con la báscula a razón de unos o muchos kilos de más. El objetivo de esto se debe al hecho de que, hace más de un lustro, a partir del año 2002, a razón de mi cruzada emprendida para poder controlar el exceso de peso que padecí los últimos quince años de mi vida, con la idea fija en mi cabeza de poder llevar una vida "normal", sin querer queriendo me convertí en una suerte de motivación para l@s obes@s amig@s, conocid@s, familiares que hacen cualquier cantidad de intentos desesperados para adelgazar.
Motivada por mi experiencia me atrevo a hacer uso de esta herramienta masiva que va más allá de replicar el mensaje de boca en boca y pongo a su disposición mi aprendizaje, ese que me llevó a establecer una relación cordial con la báscula.
Con una estatura de 1.63metros llegué en el 2002 al consultorio de María Eugenia García, Maru, en la colonia Contry en Monterrey, pesando casi 100 kilos de peso, luego de más de cinco años y tras haber alcanzado un peso de 59 kilos en el que me mantuve poco más de un año ahora mismo estoy pesando alrededor de 70 kilos, el peso recuperado fue a razón de haber dejado por espacio de dos años el cigarro, una adicción que obliga a otra por sustitución (los chocolates, la comida salada), pero ahora mismo vuelvo a la carga con la intención de ubicarme en los 60´s nuevamente porque los 50´s no me gusta como luzco, y esto es una forma alternativa de ponerme a “dieta”, es decir, de eliminar esos excesos y caprichos que me han llevado a recuperar algo de peso los últimos dos años.
Lo cierto es que no existen dietas ni píldoras ni fajas milagrosas, ni operaciones al estilo Transforma T que le regalen a un@ un cuerpo nuevo, cuando lo que necesita un@ obes@ es ponerse a dieta de sí mism@, sí, de todas esas emociones que detonan la necesidad de utilizar la comida como un satisfactor, como un escape, como un refugio de todo aquello que nos hace daño y nos orilla a comer en exceso.
Si bien es cierto, no tengo encima los kilos de antes, mi cruzada ya no es para perderlos, sino para estabilizarme nuevamente, pero sobre todo, para no recuperar lo perdido o más, para reafirmarme en mi propósito con cada entrada que escribo, con cada comentario que espero recibir, con compartir mi “receta”, mi “dieta” de mi, ya no tanto de la comida que es lo que me ha llevado a no ser parte de esas estadísticas apabullantes que indican que más del cincuenta por ciento de los que emprenden un régimen riguroso recuperan parte o todo o más del peso que perdieron.
Yo apenas si recuperé un porcentaje de lo perdido, pero lo cierto es que sigo con esa etiqueta de obes@ que siempre traeremos con nosotros l@s que no nos vimos favorecid@s con un metabolismo que nos permita conservar una delgadez envidiable a lo largo de toda nuestra vida.
La dieta más efectiva que he podido poner en práctica para mantenerme después de haber perdido alrededor de 40 kilos es la que me ha ayudado a racionar mis emociones, esa que me ha auxiliado a moderarme en mis reacciones, en mi aprehensión, en esa ansiedad que me caracteriza, a encontrar el equilibrio en mi carácter y que por consiguiente, me ha llevado a reconciliarme con la comida.
Ahora la comida ya no es mi enemiga, es mi aliada, pero me costó mucho entenderlo, aún lucho con eso, porque me siguen atrayendo poderosamente los dulces y los chocolates cuando estoy depre o no quiero fumar y muy de repente una bolsa tamaño familiar de Doritos Nachos cuando “me lo merezco”, porque estoy todo menos que "curada", por el contrario, esto no es de un día para otro, es una cuestión de todos los días.
Esta es mi experiencia y como dicen en el grupo multidisciplinario al que asisto desde hace algunos meses como parte complementaria de mantenimiento y de mi tratamiento de otros tantos vicios de carácter que acompañan invariablemente a l@s que padecemos de obesidad, gracias por su tolerancia.
Este espacio se lo dedico a las mujeres que como Celeste, desde su trinchera que inspiró la mía, www.diariodeunaobesaenmonterrey.blogspot.com, libra una lucha que yo ya libré pero que de muchas formas continuo llevando a cabo en mi día a día porque no estoy curada, porque mi condición es la de una obesa en rehabilitación.
Ánimo y adelante, me consta que sí se puede.

2 comentarios:

Miguel dijo...

Hola clau, me parece super que hicieras este blog ya que puede ser una fuente de inspiracion para tanta gente obesa en mexico e inyectarles fuerza de voluntad en la lucha diaria que mantienen contra el sobrepero, sabes? te admiro un chingo por la fuerza de voluntad que tuviste al iniciar tu lucha y ver los resultados para mi fue una fuente de inspiracion en muchas cosas. un besote nene.

Shuare dijo...

Hola!

Yo empecé el camino de mi recuperación en octubre. Me cuesta mucho porque tengo ataques de ansiedad, y eso dificulta mucho el seguir adelante, pero sigo intentándolo.

Gracias por crear este blog, es un gran apoyo.